La enseñanza de la historia se ha impartido bajo el enfoque tradicionalista, dando prioridad al aspecto memorístico, dejando atrás a un verdadero conocimiento y sobre todo haciendo a un lado la significatividad del mismo para los propios alumnos.
Tal ha sido el caso que hemos caído en la monotonía, mecanicismo y solo nos hemos preocupado por transmitir el conocimiento, convirtiéndose en un sistema rígido, poco dinámico y nada propicio para la innovación; llevando inclusive a prácticas pedagógicas no deseadas. Es por ello, que se necesita renovar la práctica educativa de la historia, representando una importante oxigenación para en la enseñanza aprendizaje de la misma.
Si bien ha dado resultados en muchas generaciones de estudiantes, utilizando herramientas y estrategias de apoyo como cuestionarios, cuadros sinópticos, cuadros comparativos, entre otros, realmente pienso que ya es momento de dar un giro a esto, debemos evitar la memorización de fechas y un sinfín de nombres, ya que la sociedad actual, es una sociedad en constante movimiento, es decir, es una sociedad cambiante, donde las generaciones actuales son parte de una globalización en muchos sentidos, pertenecen a sociedades con muchas más exigencias que las anteriores, por tal motivo debemos ocuparnos en formar personas reflexivas, que sean capaces de entender y conocer su pasado y orígenes, para poder manejar y conducir su presente, logrando así forjarse un mejor futuro, fomentando en todo momento los valores y su identidad cultural.
Es por ello que considero que la forma en que debemos desarrollar las competencias para la vida y lograr los aprendizajes esperados, es mediante la generación de ambientes favorecedores y enriquecedores dentro del aula, valiéndonos de la propia investigación, reflexión y trabajo colaborativo, donde se movilicen los saberes de los alumnos, incluyendo la construcción de los conocimientos históricos.
Para poder llevar a cabo lo anterior, requerimos poner en práctica estrategias innovadoras para mantener el interés de los niños, tales estrategias pueden ser las siguientes para el caso específico en la asignatura de historia: la investigación a través de fuentes de información, como pueden ser documentos, objetos, edificios, diarios, fotografías, pinturas y libros antiguos, estimulando el gusto y la curiosidad intelectual en torno del conocimiento histórico. Así mismo nos podemos valer de representaciones o escenificaciones, visitas, valoración e interpretación de monumentos, autobiografía de personajes, autobiografía del alumno, debates, entre otros. Podemos incluso, seguir utilizando las mismas estrategias antiguas como cuestionarios y líneas de tiempo, evitando la memorización, brindando un enfoque propositivo y reflexivo, mediante la activación del pensamiento y el análisis crítico. Considero es muy útil en mi práctica diaria lo aprendido durante este curso de actualización y formación docente, puesto que me ayudará a la obtención de resultados favorables en los procesos enseñanza-aprendizaje con mis alumnos.
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